En ocasiones la vida es como un punto de un partido de tenis, golpea la red y depende de la trayectoria que tome tras ello, ganas o pierdes. Match Point trata sobre el ascenso social de un ex-jugador de tenis, Chris (Jonathan Rhys-Meyers) que se dedica a impartir clases de ese deporte. En un giro de azar se encuentra con una familia de la clase alta inglesa y allí se enamora de la hija de la familia, Chloe (Emily Mortimer). Dentro de esta familia conocerá a Nola (Scarlett Johansson), la novia del hermano de Chloe, interpretado por Matthew Goode. A partir de entonces, Nola se interpondrá entre Chris y Chloe, y la pasión y el miedo a sentir guiarán los actos de Chris.
Una película increíble, de principio a fin, con un argumento aparentemente sencillo y clásico; pero que mantiene la tensión e intriga hasta el final. Si tuviese que quedarme con algo de la película, me quedaría con la escena introductoria, la primera aparición de Nola (Scarlett Johansson) y la última media hora del film.
Algo realmente bien pensado y maquinado por Woody Allen, con una interpretación muy buena de Scarlett Johansson (a mi juicio), como una mujer especialmente insegura bajo un aspecto de femme fatale. En esta cinta, el director se lanza a explorar las consecuencias de los actos en las relaciones sentimentales y la suerte tan dispar que ofrece la vida.
Todo encaja perfectamente, nada sobra. Desde el discurso inicial de la red, magistralmente aplicado posteriormente (de una forma inimaginable); hasta el implacable final (sin adjetivos que logren calificarlo); pasando por la espectacular y adecuadísima banda sonora de la película.
Simplemente, una obra de arte en todos sus aspectos.
Algo realmente bien pensado y maquinado por Woody Allen, con una interpretación muy buena de Scarlett Johansson (a mi juicio), como una mujer especialmente insegura bajo un aspecto de femme fatale. En esta cinta, el director se lanza a explorar las consecuencias de los actos en las relaciones sentimentales y la suerte tan dispar que ofrece la vida.
Todo encaja perfectamente, nada sobra. Desde el discurso inicial de la red, magistralmente aplicado posteriormente (de una forma inimaginable); hasta el implacable final (sin adjetivos que logren calificarlo); pasando por la espectacular y adecuadísima banda sonora de la película.
Simplemente, una obra de arte en todos sus aspectos.